Dulce, frágil, inocente, insegura... Ésas fueron algunas de las cualidades que hicieron al pueblo británico perder la cabeza por Diana de Gales, más conocida como Lady Di. La que estaba destinada a representar el papel de esposa abnegada —y ciega ante la opinión pública—, puso en peligro a la monarquía más consolidada y antigua de Europa, la británica. Diana fue la primera mujer inglesa que se casó con un heredero al trono después de 300 años; y la primera plebeya que con su belleza y sencillez consiguió eclipsar a todos los miembros de la casa real, convirtiéndose en un ídolo de masas en vida y en un mito al morir.
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