Dramaturgo y poeta inglés. Durante la segunda mitad del reinado de Isabel I (1558-1003) asiste Inglaterra al auge de su literatura, y particularmente de su teatro. Por encima de cualquier otro autor, ocupando un lugar de máxima importancia en la Historia de la Literatura inglesa y universal, se encuentra William Shakespeare. Nació en el seno de una familia humilde. Aunque de noble estirpe, su padre trabajó la mayor parte de su vida como carnicero, lo que no quitó que conservara el blasón familiar: un brazo empuñando una lanza. William trabajó en el matadero-carnicería desde muy joven, dedicándose con interés, al mismo tiempo, a la lectura. A los diecisiete años compuso su primera cuarteta.
Trabajó como maestro de escuela, como escribiente de un procurador y hasta fue cazador furtivo. Detenido por esta actividad, encarcelado y procesado, tuvo que huir a Londres, donde su primera ocupación fue la de cuidar caballos a las puertas de los teatros. Poco después consiguió el empleo de traspunte en el teatro Black-Friars, el más concurrido de Londres. En 1587 pasó de apuntador a las tablas como comparsa y posteriormente como cómico. Siendo actor, comenzó a frecuentar algunas tabernas donde pudo relaciónarse con autores de cierta fama. Conoció a Decker, a Symon Forman y a sir Walter Raleigh, entre otros. Paralelamente, Shakespeare no había dejado de cultivar sus lecturas, entre las que destacaba la de Montaigne.
En 1589 escribió su primera obra dramática, «Pericles», y dos años después, «El rey Enrique VI».
La mezcla de elementos cómicos y trágicos, la utilización del verso blanco, la conjunción de la prosa y las formas poéticas de una misma obra y tantos otros factores literarios que escandalizaron a los espectadores de incuestionable sabiduría artística e insuperable cultura clásica, habían sido ya preludiados por autores como Richard Edwardes. Pero Shakespeare fue quien los perfecciónó y asumió en profundidad para darles un sentido plenamente innovador, casi revoluciónario, e indudablemente magistral.
En 1593, escribe «La fiera domada»; en 1595, «Timón de Atenas»; en 159ó, compuso «Macbeth», «Cimbelino» (1597); en 1598, «Los dos hidalgos de Verona», «Bien está lo que bien acaba», «Sueño de una noche de veraño», «El mercader de Venecia», etc. En 1599, «Romeo y Julieta». En 1ó02, concluyó «Otelo» y, un año después», «Hamlet». «Julio César», en 1ó04; «El rey Lear», en 1ó07; «Antonio y Cleopatra», en 1ó10 y, en 1ó11, «Enrique VIII», «Cuento de invierno» y «La tempesDecir Hamlet es decir Shakespeare. Sin duda es su obra teatral mas conocida, la pieza que alberga una de los pasajes mas celebres de las letras universales. El “ser o no ser” con que arranca el monologo pronunciado por el espíritu atormentado del príncipe Hamlet de Dinamarca, simboliza mejor que ninguna otra circunstancia la esencia de lo que se denomina “shakesperiano”.
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